Niels Högel se convirtió en el mayor asesino en serie de la Alemania de la posguerra. Mató a más de 150 pacientes en dos hospitales durante más de 6 años.
Högel parecía un enfermero eficiente y dedicado hasta que una compañera lo descubrió inyectando una droga no autorizada a un paciente.
¿Por qué lo hacía? ¿Qué reveló la investigación?
Les proporcionaba dosis excesivas de medicación cardíaca. Las autoridades de la clínica se contactaron con la policía y allí comenzó la extensa investigación.
Al revisar los registros médicos, los policías descubrieron que el número de decesos se había duplicado desde la llegada de Högel en 2005.
También comprobaron que el 73% de esas muertes habían ocurrido en su horario de trabajo y que la proporción por fallos cardíacos era mayor que las ocurridas por otras causas.
Sin embargo, las sospechas requerían pruebas fehacientes para lograr una condena judicial. Los investigadores únicamente las encontraron en cuatro casos yHögel llegó a juicio.
En principio, fue condenado a una pena de siete años y medio. Aunque, años más tarde, el asesino reveló en la cárcel todos sus crímenes.
“Después de haber matado a cincuenta enfermos dejé de contar”, dijo el acusado.Sus relatos llegaron a oídos de las autoridades de la cárcel y de ahí a la fiscalía, que decidió reabrir la investigación.
Se exhumaron los restos de las personas que habían muerto en ambas clínicas durante los períodos que Högel había trabajado allí.
La mayoría estaban en cementerios alemanes, pero también en Polonia y Turquía. Encontraron 83: el resto había sido cremado.
Las autopsias confirmaron las sospechas: en casi todos los casos encontraron restos de la misma sustancia.
“Lo hice para ganarme el reconocimiento de mis colegas. Cuando conseguía resucitarlos me sentía eufórico, pero cuando morían me deprimía y me prometía no volver a hacerlo”, confesó.
En junio de 2019, Niels Högel fue condenado a prisión perpetua por el asesinato de 85 pacientes aunque se estima que fueron 150.