Son sitios donde se desechan residuos sólidos de forma indiscriminada, sin control de operaciones y con escasas medidas de protección ambiental.

Existen alrededor de 5.000 basurales a cielo abierto en el país. Se estima que, en promedio, hay más de dos por municipio.  En ellos se vierten 49.300 toneladas por día.

La mayoría son formales, es decir que está aceptado que los gobiernos eliminen allí sus desechos, aunque no haya regulación sobre el material arrojado.

Según la ONU, si la producción de plásticos continuara al ritmo actual, se estima que para 2050 será responsable del 20% del consumo mundial de petróleo.

En ese mismo plazo, el Banco Mundial espera que los países de bajos recursos tripliquen sus residuos. Actualmente, alrededor del 60% del total de plásticos producidos fue desechado en basurales.

A los descartes de alimentos y plásticos, se suman los residuos de aparatos electrónicos, cartones, vidrios y metales junto a los desechos patógenos.

Los daños e impactos de los basurales a cielo abierto afectan los suelos, el aire, las napas, los cursos de agua y la salud de las personas.

La falta de impermeabilización de los suelos y de estudio sobre la localización de los basurales genera un foco de contaminación muy perjudicial para los ecosistemas, seres humanos y demás especies.

Existen soluciones

1. Fomentar la Economía Circular y de reutilización.

3. Separar residuos en los hogares.

2. Crear Leyes de Responsabilidad Extendida del Productor.