El gobierno pide ayuda a la comunidad internacional y exige a los rebeldes hutíes detener sus ataques.

Días atrás se produjo el arribo a Oriente Medio de Tim Lenderking, el enviado especial de la administración Joe Biden.

Efectúa una visita de apoyo a los socios estadounidenses árabes del Consejo de Cooperación de los Países del Golfo (CCPG por sus siglas en español). La misión de Lenderking es un mensaje directo a los rebeldes hutíes.

El representante de Washington manifestó de forma directa que Estados Unidos no aceptará que las milicias rebeldes continúen con sus ataques a instalaciones críticas de los países árabes sunitas.

Exigió que los ataques se detengan de inmediato al igual que los que se llevan a cabo sobre los puertos comerciales del propio Yemen, ya que afectan la llegada y distribución de ayuda humanitaria.

El viaje de Lenderking es el segundo que realizó a la región y se espera otro antes de finales de diciembre, dado que la tregua propuesta y respaldada por la ONU no se pudo renovar desde octubre pasado.

La meta planteada por el Departamento de Estado es que los hutíes depongan su posición, adhieran a una oportunidad de paz y trabajen con la ONU para terminar con más de ocho años de guerra que ha destruido a Yemen.

Hasta el momento, los rebeldes respaldados por Irán rechazaron la propuesta anterior de Hans Grundberg, el enviado especial de Naciones Unidas para Yemen.

Los antecedentes del conflicto se remontan a 2014, cuando los rebeldes hutíes sitiaron, atacaron y tomaron Sanaa, la capital del país. Así, comenzaron una guerra civil para derrocar al gobierno.

Ese conflicto dio lugar a la peor crisis humanitaria internacional y los hutíes han rechazado la extensión por otros seis meses de un nuevo alto el fuego con las autoridades yemenitas.