El silencio está asociado con aspectos negativos como la sensación de vacío, soledad y ciertos temores que son tapados con ruido externo.
Sin embargo, los expertos advierten que es esencial para bajar la presión sanguínea, recargar energías y reforzar el sistema inmunitario.
Es que el ritmo rápido de la rutina contamina la sangre de adrenalina y cortisol, dos elementos naturales que genera el cuerpo y que son la principal causa de mortalidad del planeta.
Varios minutos de silencio al día pueden ayudar a bajar estos niveles para obtener una mejora en la salud.
Los especialistas remarcan que el ser humano no nace con la necesidad de ruido continuo sino que es algo aprendido, es cultural, no genético.
La sociedad vive con la necesidad del ruido, un problema que crece con el consumo de las redes sociales y que genera aturdimiento. Sin embargo, las personas aún se sienten solas, inquietas y frustradas.
Psicólogos advierten que el silencio suele asustar porque “implica el encuentro con uno mismo” y que ese miedo es una de las enfermedades de este siglo.
La exposición a largo plazo al ruido ambiente provoca que unas 20 millones de personas sufran molestias crónicas y 6,5 millones alteraciones del sueño graves y crónicas, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
La entidad alertó que cada año 10.000 personas mueren por el efecto del ruido. Las consecuencias de la exposición en niños disminuye el rendimiento escolar y aumenta el riesgo de dislexia.
El ruido afecta de esta manera porque el oído no deja nunca de estar en alerta. Así como podemos cerrar los ojos para descansar mientras dormimos, los oídos no se cierran nunca.
Nivel emocional: aporta paz, tranquilidad y calma.
Nivel cognitivo: facilita y estimula la atención y concentración.
Nivel social: ayuda a bajar el ritmo cotidiano de la vida y a desconectar del ruido diario.