La alimentación incide mucho más de lo que pensamos. Malas costumbres, comidas, bebidas y hasta especias pueden afectar el sueño. Qué hacer y no hacer para lograr un descanso reparador, según los expertos.

“El sueño es esencial para la salud porque fortalece el sistema inmunológico, protege el corazón, mejora la depresión, recarga de energía”, explicó la doctora Stella Maris Valiensi, (MP 94777) médica de la sección Trastornos del Sueño del Servicio de Neurología del Hospital Italiano de Buenos Aires y presidenta de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño.

“No existe una fórmula universal sobre qué comer antes de dormir, ya que cada persona reacciona de manera distinta a ciertos alimentos. Por ejemplo, mientras algunos pueden consumir una hamburguesa y dormir sin inconvenientes, otros podrían experimentar insomnio debido a una digestión pesada”, remarcó Agustina Murcho (M.N 7888), licenciada en Nutrición, especialista en trastornos alimentarios y magister en Psicoinmunoneuroendocrinología.

La doctora Mirta Averbuch, directora de Somnos Medicina del Sueño, consideró que “se debería cenar 3 horas antes de acostarse y lo más natural posible". "La digestión se vuelve muy lenta a la noche y no conviene sobrecargarla. Hay que comer lo suficiente para no tener hambre y sin excesos de grasas”, aclaró.

Brócoli, coliflor, berenjena, carnes rojas (asado, hamburguesas, achuras), ya que pueden causar fermentación y distensión abdominal, alterando el sueño.

Alimentos a evitar  en la cena:

– Beber en exceso antes de dormir provoca interrupciones nocturnas para ir al baño. – Aunque inicialmente puede inducir el sueño, el alcohol reduce la calidad del descanso y causa despertares tempranos.

Infusiones relajantes: té de tilo y manzanilla pueden ser beneficiosos si se consumen con moderación.

Alimentos recomendados para la cena: pescados (salmón, atún), pollo, cereales, pastas no rellenas, tartas, arroz, kiwi, banana y vegetales como espinaca, acelga, zapallito, zanahoria, papa, tomate, lechuga y cebolla.