Es cada vez más frecuente trabajar todos los días sin descanso o tener jornadas mucho más largas de las recomendadas para la salud física y mental.

El problema aparece cuando durante años se sostiene una rutina laboral de carga horaria excesiva. La persona se va exigiendo cada vez más y puede producirse una adicción.

Los workaholics dejan de lado su vida personal y las actividades que les gustan con tal de seguir dando más y más por el trabajo.

La adicción al trabajo, como cualquier otra adicción, es un refugio y un problema para la persona en cuestión. Pero no suele tratarse como un mal, ya que las empresas se benefician de ello.

Gracias a la tecnología, es muy fácil trabajar en todas partes y en cualquier momento. El trabajador está siempre disponible de forma online.

Algunas actitudes de un workaholic son:

El adicto al trabajo pone toda su valoración personal y la expectativa de reconocimiento en esta actividad.

Mediante el trabajo puede evitar la angustia que deriva de lo afectivo y las preguntas acerca del sentido de su vida. No hay espacio ni tiempo para estos planteos.

Pero vivir centrados de forma absoluta en el trabajo es siempre negativo.  Expertos recomiendan evitar que la vida laboral interfiera en todo lo demás y termine marcando el rumbo de la vida.