Lord Howe, situada a 600 km de la costa este de Australia, limita la cantidad de turistas a 400 para proteger su ecosistema, controlando la disponibilidad de alojamiento.

Los isleños priorizan la conservación del entorno sobre el crecimiento turístico, con más del 85% de la isla cubierta por bosques nativos y una gran parte declarada Reserva de Parque Permanente, donde no se permite el desarrollo.

Viajar a la isla es costoso y complicado, con tarifas aéreas elevadas y precios de alojamiento altos, especialmente en temporada alta.

Los habitantes de Lord Howe viven en armonía con la naturaleza, valorando un estilo de vida sostenible y adoptando estrictos procedimientos de bioseguridad para protegerse de especies invasoras. En el lugar no hay servicio de telefonía móvil y se depende del Wi-Fi.

La isla cuenta con programas de erradicación de malas hierbas y especies invasoras, y un alto porcentaje de la electricidad proviene de energía solar comunitaria. Los residentes practican la agricultura y jardinería para compensar los altos costos de vida y gestionan sus residuos de manera responsable.

La comunidad enseña desde pequeños el respeto por el medio ambiente, y mantienen una filosofía de que "menos es más", valorando su simplicidad para mantener su estilo de vida único y sostenible.