La violencia escolar se convirtió en un fenómeno psicosocial endémico y global, que habita puertas adentro de las escuelas. Impacta en la salud, la autoestima de la víctima y en su aprendizaje.
La desgarradora historia de Drayke Hardman, un niño de 12 años que se suicidó en Estados Unidos después de sufrir bullying, conmovió al mundo entero.
Sus padres, Andy y Samie, difundieron una carta dramática en la que compartieron y expusieron la historia de su hijo para crear conciencia sobre las consecuencias que puede tener el acoso escolar.
Si bien el bullying es algo que perdura en el tiempo, la tecnología parece haber perfeccionado este tipo de violencia.
Según señaló el último informe del Observatorio Argentinos por la Educación:
Los estudiantes que sufren acoso escolar tienen un menor desempeño en las pruebas de aprendizaje.
El acoso es, definitivamente, un problema grave para lograr un buen clima.
El informe de Argentinos por la Educación profundiza esta problemática en tres puntos claves.
Para estudiar la relación entre el acoso y el aprendizaje, se consideraron tres indicadores:
– Violencia social: exclusión.– Acoso: violencia física.– Maltrato verbal: agresión verbal.
Este indicador se construye en base a la respuesta de los estudiantes sobre la frecuencia con la que han sido golpeados o empujados por compañeros en los últimos 12 meses.
Se mide a través de la circulación de los rumores.
El informe demostró que los estudiantes que sufrieron mayor acoso escolar tienen, en promedio, un menor desempeño.
Hasta el momento, no existen programas oficiales que acompañen la sensibilización y capacitación de directivos, docentes, familias y alumnos.