Un estudio indicó que los fenómenos meteorológicos extremos aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades y pueden empeorar las preexistentes.

¿Qué reacciones son más comunes?

La piel es la primera línea de defensa contra el mundo exterior. La contaminación ambiental y las consecuencias del clima extremo la exponen a una exigencia aún mayor para proteger el organismo.

Un equipo de la Universidad de Vanderbilt, Estados Unidos, ha publicado sus hallazgos en The Journal of Climate Change and Health. Allí examinaron los diversos impactos de las condiciones climáticas extremas en la piel.

A partir de esos informes, descubrieron que las inundaciones, uno de los desastres naturales más comunes, a menudo contribuyen a la aparición de heridas traumáticas e infecciones bacterianas y fúngicas.

Las inundaciones también pueden provocar dermatitis de contacto, ya que el agua a menudo está contaminada con pesticidas, fluidos residuales, fertilizantes y otros productos químicos nocivos.

Además, encontraron que el humo de los incendios forestales puede causar dermatitis atópica (eczema), incluso entre adultos sin antecedentes de la afección de la piel.

La piel juega un papel fundamental en la regulación de la temperatura corporal y las olas de calor extremo evitan que la piel se enfríe adecuadamente, lo que aumenta el riesgo de insolación.

Las enfermedades de la piel son uno de los problemas más comunes que enfrentan los migrantes cuando viajan entre estados y naciones, escapando de catástrofes.