Existen más de 60 pueblos rurales en Italia que ofrecen viviendas a un valor irrisorio. Lo cierto es que comprarlas, restaurarlas y habitarlas termina costando bastante más.

La oferta forma parte de una estrategia para atraer a los jóvenes y reactivar la economía de los lugares que, con el tiempo, han visto cómo su población disminuye y envejece.

El boom de las casas a un euro empezó a finales de 2019, poco antes de que la pandemia, y la tendencia rápidamente se extendió por todo el país, desde los Alpes hasta Sicilia.

Generalmente, se trata de casas muy viejas, abandonadas y en muchos casos, casi a punto de desmoronarse. Aún en esas circunstancias, se comercializan exitosamente.

En las localidades sicilianas de Gangi se han comprado más de 300 propiedades de un euro, mientras que en Mussomeli unas 150.

Existen varias modalidades para adquirirlas y, con la alta demanda e interés que despertó la medida, cada vez es más difícil conseguir una casa literalmente a 1 euro.

El esquema más utilizado es el de las subastas, las cuales ahora inician desde 2 euros, pero los precios finales terminan oscilando entre 5.000 y 10.000 euros (entre 5.672 y 11.345 dólares).

LA LETRA CHICA En Mussomeli, los nuevos propietarios deben pagar un depósito de 5.000 euros que se hace efectivo si no cumplen con el compromiso de remodelar dentro de los 2 o 3 años de arribo.

No en todos los pueblos se paga este depósito, pero sí existen compromisos. Es el “truco” del esquema, ya que la mayoría de las casas a la venta necesitan profundas remodelaciones.

Otro costo a tener en cuenta es el de los trámites burocráticos, los cuales pueden ascender hasta 3.000 euros adicionales.

Para aprovechar el interés mundial, varios pueblos lanzaron plataformas en línea y han abierto agencias inmobiliarias para exhibir las casas disponibles. Además, equipos de voluntarios locales ayudan a los recién llegados a elegirlas.