Ingerir alimentos de forma apresurada puede registrar un aumento del peso y provocar la aparición de otra clase de enfermedades, advierten los expertos.

Según estudios médicos, comer lentamente es mejor para la salud. La deglución acelerada puede dañar al organismo.

Al comer rápido, se incrementa el riesgo de consumir demás porque la señal del sistema digestivo al cerebro tarda unos 20 minutos.

“No es que hay algo que haga que el comer rápido engorde sino que tiene que ver con la cantidad de comida y desde cuando tengo el registro de saciedad, que es a partir de los 20 minutos”

Explicó la licenciada en Nutrición, Agustina Murcho (MN 7888/ MP 3196).

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Comer rápido se ha estudiado como un factor de riesgo potencial para tener sobrepeso y obesidad, según indicó un análisis realizado sobre 23 estudios médicos.

En ellos, los expertos advirtieron que los comedores rápidos tenían aproximadamente el doble de probabilidades de ser obesos, en comparación con los comedores lentos.

Cómo cambiar este hábito en 8 pasos sencillos

No comer frente a las pantallas.

Dejar el tenedor entre cada bocado para reducir la velocidad.

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No esperar a tener demasiada hambre ni saltarse comidas.

Beber agua para lograr saciedad.

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Masticar despacio.

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Comer alimentos ricos en fibra que llenan mucho más y requieren más tiempo para masticar.

Tomar bocados pequeños.

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Comer conscientemente.

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