Hay quienes utilizan las apps de citas para aprovecharse de la vulnerabilidad de las personas y quitarles su dinero, cometiendo un fraude “romántico”.

¿Cómo identificarlos a tiempo?

Los estafadores a menudo crean un perfil atractivo y llamativo, donde exhiben riqueza, poder y estatus.

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Un ejemplo es el caso de Simon Leviev, que estafó a mujeres por más de 10 millones de dólares y su historia fue llevada a Netflix.

El bombardeo de amor (o love bombing) es un ejemplo típico. La víctima recibe “grandes muestras de afecto, que incluyen convertirse rápidamente en una ‘pareja’ y construir un posible futuro juntos”.

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Plantean situaciones de emergencias que dejan con muy poco tiempo para pensar. La víctima suele actuar con rapidez y presta dinero, pero esto se vuelve constante en el tiempo.

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A menudo les piden que “transfieran dinero, soliciten una tarjeta de crédito u obtengan un préstamo bancario”, señalan los especialistas en crímenes financieros.

En el momento en que la víctima se niega a prestarle dinero nuevamente, los estafadores pasan al siguiente paso: “amenazar, abusar o coaccionar a la víctima”.

A través de la conexión sentimental, el estafador descubre la vulnerabilidad de la víctima. Esta baja la guardia y ahí se logra la manipulación psicológica necesaria para llevar a cabo el ataque fraudulento.

Los expertos advierten que esto no sólo sucede en aplicaciones de citas sino también en las redes sociales. Puede ocurrir con encuentros cara a cara o de forma virtual.

De acuerdo con el grupo Society of Citizens Against Relationship Scams (SCARS) un “te amo” oportuno de un estafador puede inundar el cerebro de una víctima con hormonas y hacer que todas sus defensas bajen.

Aquellos que tienden a creer en el amor a toda costa tienen más probabilidades de ser víctimas de un fraude romántico.