A los tradicionales sobornos y pases en los vis a vis se han unido nuevos métodos que burlan los controles de seguridad de las prisiones de España.

Las "zapatillas de casa" pasaron de ser una comodidad necesaria a un espacio de ingreso de estupefacientes.

Los funcionarios descubren a diario bellotas de hachís, la sustancia más habitual entre rejas, escondidos en dobles fondos de prendas de ropa como zapatillas o abrigos.

Pero el dispositivo estrella para introducir droga en la cárcel es otro elemento prohibido: los teléfonos celulares o móviles.

Los antiguos modelos con teclas , que los presos también utilizan para comunicarse, se han convertido en el objeto más incautado en los centros penitenciarios españoles.

“Muchas veces son peores los familiares que los presos”

Sergio García, delegado de CSIF Prisiones en las cárceles madrileñas de Valdemoro y Estremera.