Una investigación de la Universidad de Cambridge mostró que el 70% de los pacientes con COVID prolongado presentan problemas de concentración y pérdida de memoria.
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“La infección puede provocar inflamación en el cuerpo. Ésta puede afectar el comportamiento y el rendimiento cognitivo de maneras que aún no entendemos completamente”, señalaron especialistas.
El COVID-19 puede provocar una pérdida más grande de materia gris y un mayor daño tisular en el cerebro que los que causa el deterioro natural en personas que no se han infectado.
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La información fue publicada por la revista científica Nature y corresponde a un estudio reciente que busca entender los efectos que deja el virus en la población mundial.
A dos años del inicio de la pandemia, hay casi una decena de vacunas avaladas en todo el mundo y aún existe un gran número de inmunizaciones a la espera de su aprobación o finalizando su desarrollo.
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Las más aplicadas son: Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Sputnik V, Janssen, Cansino, Sinopharm y CoronaVac. Estudios a nivel mundial confirman la efectividad de sus dosis entre un 76% y un 100%.
Hay escasas posibilidades de que una mujer embarazada y con COVID-19 transmita la enfermedad a su bebé, en particular cuando el contagio es leve.
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"La tasa de positividad al SARS-CoV2 es escasa -del orden del 2%- entre los bebés nacidos de una mujer infectada", resume un estudio publicado en el British Journal of Medicine.