Si bien los menores pueden abrir cuentas, la normativa les prohíbe hacer transferencias a plataformas de juegos. Por eso aparecieron los “cajeros”, adultos que contactan a los menores en las redes sociales para ofrecerles el “servicio” de apostar su dinero en casinos y sitios de apuestas online autorizados o bien para contactarlos para jugar en aplicaciones o webs truchas.