Una masiva protesta contra el presidente Pedro Castillo terminó con actos vandálicos, robos y saqueos.  La Policía y los manifestantes se enfrentaron en su intento de llegar al Parlamento.

Crisis económica y social El rechazo a las medidas adoptadas por el gobierno movilizó a los ciudadanos hasta el centro histórico de Lima y  se registraron cacerolazos en varias ciudades.

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En el marco de un paro de transportistas, que está generando pérdidas millonarias, los ciudadanos rechazan las políticas de Castillo y el aumento de combustible y alimentos, entre otros reclamos económicos y sociales.

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Pero lo que inició como una protesta social para visibilizar el descontento, se transformó en saqueos en los comercios y sedes de entidades públicas, así como destrozos e intento de incendios.

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Seis personas perdieron la vida

durante las manifestaciones y los enfrentamientos con la Policía.

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La última víctima es un joven de 18 años, quien habría sido impactado en la cabeza por un proyectil de gas lacrimógeno, lanzado por un miembro de la fuerza nacional, en Huánuco.

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El presidente peruano, Pedro Castillo, decretó un toque de queda por 10 horas en Lima y Callao. Además, renovó el estado de emergencia que regía la capital desde febrero.

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Esta acción limita varios derechos constitucionales incluidos la inviolabilidad de domicilio, y las libertades de reunión y tránsito.

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En diálogo con el Congreso, Castillo prometió que dejaría sin efecto el toque de queda pero  no cumplió. El gobierno dejó que se cumpliera el horario previsto.

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En un día de paralización,  Lima perdió alrededor de mil millones de soles (US$ 220 millones). Centros comerciales y supermercados presentan pérdidas que pueden superar los 20 millones de dólares.

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