La ofensiva rusa en Ucrania  fue brutal durante las primeras semanas y Kiev estuvo bajo peligro de ocupación.

 El “Plan A” de Vladimir Putin era conquistar Kiev y cambiar al gobierno por uno que responda al Kremlin y que no se muestre cerca de la OTAN.

Sin embargo, los ucranianos resistieron, logrando mantener el control de la capital y de las principales ciudades a pesar de los bombardeos, torturas y abusos perpetrados.

Cuando Putin entendió que el plan original no funcionaría, cambió la estrategia y pasó a su “Plan B”: retirarse poco a poco del centro y norte de Ucrania, y concentrarse en el este.

En el este existe una gran cantidad de ucranianos prorrusos, motivo que Rusia ha utilizado para anexionar Crimea en 2014 y reconocer como repúblicas independientes a Lugansk y Donetsk en febrero.                                       

En esta zona, llamada Donbás, las tropas son apoyadas por grupos prorrusos que atacan a sus gobiernos.  ¿El interés oculto de Putin? Controlar los recursos naturales de la región.            

Para algunos expertos, como Fareed Zakaria, columnista de The Washington Post, el este de Ucrania no lo es todo: también buscarán tomar el sur para bloquear su salida al mar.            

De esta forma, Ucrania sería un Estado vulnerable: económicamente paralizado, sin salida al mar y amenazado por tres lados por el poder militar ruso.                                       

Por eso, la clave podría estar en la ciudad de Odessa, que tiene el puerto más importante del país. Hace semanas que las tropas rusas y ucranianas luchan en la zona.                                       

En esta zona tienen un antecedente de victoria:  Mariupol está ahora rodeada e invadida por las tropas rusas.  Mientras tanto, las violaciones a los derechos humanos y las masacres de civiles continúan.