El tipo de cambio paralelo aceleró la disparada de julio: alcanzó un récord de $350 y luego descendió. Pero más allá de la falta de referencia de precios en general, hay un dato que empieza a inquietar.

El dólar libre se paga más caro que el dólar “contado con liquidación”, que tocó un máximo de $341 y terminó cerca de los 325 pesos.

Esto implica que la suba del dólar libre es impulsada por los minoristas, que buscan el refugio del billete y se escabullen del peso.

Analistas del mercado alertan que “si esto continúa en el tiempo amenaza a la economía” por dos cuestiones.

Se empieza a dejar de lado el consumo de bienes y servicios, conducta que anticipa una recesión.

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Se frenan las apuestas tradicionales como el plazo fijo, por las tasas reales negativas.

Especialistas señalan que la “corrida al dólar” liderada por las paridades bursátiles que llevaron a la rastra al dólar libre, podría dar paso a la “corrida del peso”, impulsada por los minoristas y el “factor miedo”.

“Es muy difícil de parar una inercia inflacionaria en la Argentina y este dólar en sus múltiples versiones”, expresó Gustavo Neffa, director de Research for Traders.

El analista financiero Christian Buteler observó que “por ahora la crisis cambiaria, que no ha terminado, parece no afectar los depósitos bancarios”. La mirada está puesta en qué sucederá esta semana.