El hospital de niños Ohmatdyt, ubicado en Kiev vive una situación desesperante. El centro de salud, que es uno de los más sofisticados del país, atiende ahora bajo tierra.

Antes de la invasión, tenía cerca de mil pacientes internados. Allí se realizaban algunos de los tratamientos más complejos de la región.

Muchos fueron evacuados a Polonia desde que comenzaron los ataques, pero no todos tuvieron la misma suerte. 300 niños no pudieron ser trasladados porque sus cuadros son complejos.

Actualmente, estos niños que padecen cáncer, problemas del corazón o que esperan por cirugías que salven sus vidas son atendidos en el segundo subsuelo del edificio.

Allí los médicos armaron un quirófano de urgencia donde hacen cirugías de alta complejidad.

Algunas familias viven ahora en el hospital para acompañar a sus niños, con colchones en los pasillos.

También los hijos de algunas enfermeras se mudaron al hospital, ya que ellas no pueden movilizarse hacia sus casas para estar con ellos por el peligro que acecha en las calles.

A causa de los bombardeos, el hospital recibió diez personas heridas. Ocho de ellas eran niños, dos adultos. Uno de esos niños llegó muerto, otro murió durante la operación.

Algunos de los niños que llegaron perdieron a sus familias en los ataques.