La Hermana Gabrielle era muy conocida en su pueblo. En 1982 se esfumó sin dejar rastros. Un misterio que duró años y encerró abusos sexuales, la perversión de un religioso y una verdad enterrada.
En octubre del 2021, la pequeña localidad belga de Termonde, vio sacudida su tranquilidad por las obras de refacción en el Convento de los Santos Vicente y Pablo, lindero a la escuela católica.
Los trabajos se volvieron el centro de atención de los pobladores, no por una cuestión arquitectónica sino por la presencia permanente de policías y peritos forenses mientras se realizaban excavaciones.
El motivo no demoró en conocerse: la Justicia belga había decidido aprovechar las obras para reflotar un caso que llevaba casi cuarenta años envuelto en el misterio.
Gabrielle era conocida por todos en el pueblo por dar clases en la escuela. A sus 56 años desapareció sin dejar rastro. Circularon rumores sobre un posible romance, pero su familia nunca los creyó.
Sin embargo, había un sospechoso: el canónigo Mornie. Aseguraban que la monja había discutido fuertemente con su superior de la escuela.
Mornie y la Hermana se conocían bien. Ella siempre le hacía de chofer. Según sospechaba la policía, durante esos viajes en auto,la monja pudo haber visto o escuchado algo inconveniente para el canónigo.
Gabrielle habría descubierto que él llevaba a cabo manejos financieros ilegales.Además, cuando aseguraba que iba a “retiros espirituales” en realidad usaba la salida para ir a un prostíbulo cercano.
Aunque siempre negó todo, la prueba del detector de mentiras salió mal y, si bien el caso parecía resuelto, quedó estancado. La Iglesia decidió guardar silencio.
En 1990, ocho años después, estalló un escándalo que fue imposible de ocultar.Una investigación periodística vinculó al eclesiástico con el tráfico de drogas en bares.
La publicación de la nota trajo otra ola de denuncias, con testimonios de niños y jóvenesacusándolo de haber abusado sexualmente de ellos, dentro y fuera del convento.
El canónigo Gastón Mornie no pasó un solo día entre rejas. Cuarenta años después no se encontró jamás el cadáver de la Hermana Gabrielle y el misterio aún sobrevuela las tranquilas calles de Termonde.