Cada 14 de febrero una celebración recorre el mundo. El Día de los Enamorados tiene su origen en una tradición religiosa, basada más en una leyenda que en un hecho histórico. 

 ¿Cómo inició?

Cuenta la leyenda que en el siglo III un sacerdote romano llamado Valentín se enfrentó a una orden del emperador Claudio II que impedía el matrimonio a los varones jóvenes.

El emperador aseguraba que, sin ataduras, serían mejores soldados. A raíz de esto, Valentín casaba en secreto a las parejas de enamorados según el rito católico, hasta que fue descubierto y ejecutado bajo martirio.

Este religioso fue enterrado en Roma y sobre su tumba el papa Julio I hizo construir una basílica.

La veneración de la Iglesia Católica a San Valentín cada 14 de febrero duró desde el siglo V hasta 1969, cuando el Concilio Vaticano II lo borró del santoral por considerar que no había pruebas suficientes.

Hay quienes creen que fue durante la Edad Media cuando San Valentín se asoció al amor romántico, dando lugar a la imposición del mártir como patrono de los enamorados. La fábula fue creciendo y hoy continúa.

En Inglaterra y Francia, las costumbres populares asociadas al Día de San Valentín tienen su origen en la creencia común admitida durante la Edad Media de que el 14 de febrero las aves comienzan a aparearse.

En el transcurso del siglo XIX en los países anglosajones se inició la tradición de intercambiar postales con frases de amor. Más tarde se sumaría la costumbre comercial de regalarse objetos entre los enamorados.