Su objetivo es manipular la opinión pública para influir en los comportamientos sociopolíticos o en los sistemas de creencias de las masas. Normalmente, se generan por intereses ideológicos o económicos.
La propagación de información falsa se agrava en tiempos de emergencia. Las técnicas de inteligencia artificial y de procesamiento del lenguaje natural son cruciales para estar a salvo.
En el proyecto Living-Lang, los grupos de investigación GPLSI (Universidad de Alicante) y SINAÍ (Universidad de Jaén) trabajan en la detección automática de noticias falsas.
Desarrollan un sistema basado en inteligencia artificial que marcará en un texto, de modo automático mientras se está leyendo, incongruencias y señales que alerten de que la información no es confiable.
Ya se probó en noticias sobre COVID-19.
– Busca enfrentar la problemática de las noticias falsas, alimento de la “posverdad” en la que vivimos.– Analiza la noticia en dos niveles: estructura y contenido.
Utiliza un algoritmo de aprendizaje automático y profundo. Los resultados obtenidos han sido muy prometedores:75% de acierto en la veracidad de una noticia extraída de Internet.
La proliferación de Fakes News se ha visto facilitada por el crecimiento de blogs y de medios sociales, como Twitter, Facebook o WhatsApp.
Cualquiera puede ser un transmisor de información y la comprobación de los hechos es menos prioritaria que compartir noticias que puedan ser virales, ya que la información se consume mayoritariamente en línea.
Investigadores del MIT han realizado un estudio que demuestra el poder de las noticias falsas. Se difunden mucho más lejos, más rápido y más ampliamente que las reales.
Según la International Fact-Checking Network, durante la pandemia comprobaron que más de 6.000 fake news se propagaron por todo el mundo.