Natasha Ryan tenía 14 años cuando besó a su madre y se bajó en la puerta del colegio. Esa tarde se esfumó. Durante cinco años nada se supo de ella.

¿Cómo se descubrió la verdad?

El 31 de agosto de 1998 lo que parecía un día normal en Australia, se convirtió en un hecho histórico: Natasha protagonizó un insólito caso policial que mantuvo en vilo a su país durante años.

A horas de su desaparición, Maioha Tokotaua de 15 años y mejor amigo de la joven, pasó a ser el principal sospechoso.

¿Por qué? Era la última persona que había estado con ella antes de que se esfumara.

Los dos amigos íntimos tenían vidas que no les gustaban. Una semana antes de la desaparición de Natasha, Maioha fue abusado sexualmente por Leonard Fraser.

En la cárcel el convicto subió la apuesta y confesó a otros presos que, en realidad, había asesinado a muchas más mujeres.

Fraser era un asesino en serie y abusador infantil.

La primera hipótesis de la policía era que Natasha era una de sus víctimas. Sin embargo él lo negaba. La joven tenía muchos conflictos y no era la primera vez que desaparecía.

La primera vez que desapareció, se había fugado con su novio de 22 años, Scott Black. Luego de un allanamiento en su casa, el joven aseguró que esta vez no sabía nada de ella.

Tres años después, en mayo del 2001,  en el cumpleaños número 17 de la joven, sus familiares finalmente aceptaron la idea de que estaba muerta y llevaron a cabo un funeral.

En 2003, cuando Natasha desde su escondite escuchó que Fraser iba a ser finalmente juzgado, se cree que fue ella misma quien llamó a la línea de ayuda para niños, usando el pseudónimo “Sally”.

Habían pasado casi 5 años desde que Natasha se había evaporado cuando, la noche previa al juicio de su asesino, el jueves 10 de abril de 2003, la policía allanó nuevamente la casa de su novio.

Fueron habitación por habitación, revisando todo. Al abrir un armario, en uno de los dormitorios, se llevaron una gran sorpresa: allí adentro estaba Natasha.

La joven, ya tenía 19 años, estaba pálida, pero en perfecto estado de salud. No tuvo más remedio que revelar la verdad: había estado escondida durante todo ese tiempo sin salir de su casa.

Su aparición con vida no solo provocó alegría, también una tormenta de rabia. Natasha fue obligada a asistir a su propio juicio por asesinato y a enfrentar cargos criminales.