Tras dos años sin el tradicional festival, el baile y la música volvieron a la ciudad brasileña. Durante la pandemia,  más de 660.000 personas murieron de COVID-19 en Brasil.

La caída de los contagios y de las muertes por coronavirus a niveles semejantes a los del inicio de la pandemia permitió al Gobierno declarar el fin de la emergencia sanitaria.

La pandemia había obligado a cancelar el carnaval de 2021 y el de enero de 2022, algo que no había ocurrido nunca desde que esta ciudad organizó su primer baile oficial de carnaval en 1840.

El Sambódromo volvió a convertirse en la meca de la alegría tras ser un centro de vacunación y también un albergue para personas sin hogar.

El icónico lugar ha sido la sede del desfile desde la década de 1980, y es un símbolo de las festividades del Carnaval de Brasil.

Cerca de 70.000 personas estuvieron presentes en los primeros días, donde desfilaron carrozas y más de 4.000 bailarines con sus más coloridos trajes.

A pesar de que la alcaldía no autorizó este año los desfiles callejeros que se organizan normalmente en paralelo, algunos desoyeron la medida y salieron igualmente a las calles.

El carnaval mueve 4.000 millones de reales (unos 800 millones de dólares) en la economía carioca y genera trabajo directo para al menos 45.000 personas

El festejo trajo también un alivio para sectores económicos afectados por la pandemia, como el hotelero. La ocupación hotelera llegó al 78%.