El lugar ha permanecido prácticamente intacto durante casi 2.000 años. Se encuentra al norte de Al-Ula y en 2019 Arabia Saudita lo abrió a los turistas.

Fue creado por la misma civilización que construyó el enclave de Petra, en Jordania, que actualmente es muy visitado por personas del mundo entero.

Hegra fue la segunda ciudad de Nabatea. Hace milenios hubo un próspero centro de comercio, un sitio arqueológico también conocido como Mada’in Saleh.

Los nabateos eran nómadas que habitaban en el desierto convertidos en maestros comerciantes y controlaban las rutas del incienso y las especias, a través de Arabia y Jordania hasta el Mediterráneo, Egipto, Siria y Mesopotamia.

También se convirtieron en proveedores de sustancias aromáticas, como el incienso y la mirra, que eran muy apreciadas en las ceremonias religiosas.

Crédito I Comisión Real para Al-Ula

Gradualmente, la identidad nabatea se perdió, ya que dejaron muy poca historia de primera mano. Al igual que Petra, Hegra es una metrópolis convertida en necrópolis.

La mayoría de las estructuras restantes que se pueden ver hoy en día son tumbas con gran parte de los restos arquitectónicos de la ciudad, a la espera de ser excavados.

Crédito I Comisión Real para Al-Ula

Uno de los únicos lugares donde existen las palabras de los nabateos es en las inscripciones sobre las entradas a varias de las tumbas.

Hegra contiene 111 tumbas cuidadosamente talladas. Cuentan con esfinges, águilas y grifos con las alas extendidas e inscripciones intimidatorias. Algunas fueron abandonadas por razones poco claras.

La tumba más grande del lugar mide unos 22 metros de altura. Es la monolítica de Lihyan Son of Kuza, a veces llamada Qasr al-Farid, que significa “Castillo Solitario”, debido a su distancia con las demás.