La batalla de Mariupol entre las Fuerzas Armadas de Ucrania y las tropas rusas exhibe una característica dramática: cientos de civiles quedaron atrapados entre los escombros, muchos de ellos son niños.

Quedaron atrapados en la planta siderúrgica de Azovstal, mientras caían los misiles rusos.  Se agota el agua potable, la comida y los insumos médicos.

Esta es una tragedia que Putin no desea terminar y que Zelensky, presidente de Ucrania, no puede evitar con su acotado poderío militar.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, viajó hasta el Kremlin para encontrar una solución inmediata a la situación de Mariupol.

Los refugiados se escaparon de la muerte y llegaron a Zaporizhzhia sin respaldo de la ONU. Tuvieron que cruzar 21 retenes militares bajo el control de las tropas rusas.

Los casi 100 que llegaron, tardaron unas 70 horas: “Fue un viaje larguísimo. Salimos el sábado pasado. Nos pidieron los documentos en todos los retenes. Y tuvimos mucho miedo”.

Las autoridades ucranianas tienen previsto evacuar en los próximos días más civiles de Mariupol. Se trata de personas que pasaron semanas en la línea de fuego.

Zaporizhzhia es para muchos la primera parada en este largo viaje para llegar a zonas más seguras luego del infierno que ha desatado el ejército de Putin en el país ucraniano.