Se dice que en cualquier lugar del planeta siempre hay un argentino, aún en las más recónditas. Pero nunca solos, siempre acompañados de un buen mate.

¿Cuáles son sus orígenes?

En la plaza, en la playa, en una reunión con amigos, en la oficina, en la ruta y en cualquier lugar y momento siempre es una buena excusa para compartir un mate, la bebida que tiene más de 500 años de historia.

Surgió en la Selva Paranaense de Brasil, Paraguay y Argentina. Actualmente, según un relevamiento realizado por el Instituto Nacional de la Yerba Mate, está sobre la mesa del “90% de los hogares del país”.

A nivel local, se consumen cerca de 6 kilos de yerba per cápita al año y es propio de todas las clases sociales. Si bien Argentina es el mayor productor, el consumo es superado por Uruguay con 8 kilos por persona.

Como lo dice su nombre, esta bebida está hecha con yerba de mate y se trata de un árbol nativo de la Selva Paranaense, que en estado silvestre puede alcanzar una altura de entre 12 y 16 metros.

La yerba mate contiene propiedades que incluyen 196 elementos activos: 24 vitaminas, más 15 aminoácidos, ácidos grasos, flavenoles, polifenoles, clorofila, calcio, magnesio, hierro, potasio, entre otros.

Además, según los especialistas, la yerba mate estimula el sistema nervioso y contribuye a la claridad mental.