Argentina siempre ha sido un país de inmigrantes. En el siglo XIX fueron italianos y españoles. En los últimos años han llegado personas de países limítrofes. ¿Por qué?

Según Florencia Carignano, jefa de la autoridad de inmigración argentina, unos 22.000 rusos entraron en Argentina el año pasado, con un número inusualmente alto de mujeres embarazadas a punto de dar a luz.

Por ese motivo, el diario inglés The economist ha publicado un artículo sobre la reciente ola inmigratoria en el país.

“Las permisivas leyes de inmigración argentinas, introducidas en el siglo XIX para fomentar la inmigración europea, siguen siendo laxas hoy en día. Pueden entrar como turistas sin visado y permanecer 90 días”, asegura el medio.

Con respecto a la atención hospitalaria, el medio asegura que “la asistencia sanitaria es gratuita y, como en Estados Unidos, los hijos de padres extranjeros nacidos en suelo argentino reciben automáticamente la ciudadanía”.

Algo en lo que también hizo hincapié el diario inglés es que, según el índice de pasaportes Henley, el argentino permite viajar sin visado a 170 países, 53 más que un pasaporte ruso.

El fenómeno del turismo de embarazo ruso no es nuevo. A finales de la década de 2010, cientos de mujeres rusas viajaron a Miami, donde ya existía una pequeña comunidad.

The Economist sostiene que “la comida, la arquitectura y la cultura de Argentina parece más 'europea'” que en otros países de Latinoamérica, y eso hace que los rusos se sientan más cómodos.