El gobierno británico puso en vigencia en 2016 una norma para evitar la obesidad infantil en el país. A raíz de esto los investigadores encontraron una disminución en los casos. ¿De qué se trata?

Una gran parte de los países del mundo van en la misma dirección: desalentar el consumo de azúcares. Ya sea con impuestos o con leyes que obliguen a anunciar los ingredientes en las etiquetas.

Las bebidas azucaradas son la principal fuente de azúcares añadidos en la dieta de los niños. Su alto consumo se observa comúnmente en áreas más desfavorecidas, donde la prevalencia de la obesidad también es más alta.

En marzo de 2016, se anunció en Reino Unido un impuesto de la industria de refrescos de dos niveles sobre los fabricantes de bebidas, para impulsar la reformulación de las bebidas azucaradas.

“Los resultados sugieren que se asoció una menor prevalencia de obesidad en niños de 6 años, con las mayores diferencias en aquellas que viven en las zonas más desfavorecidas”, aseguraron desde la Universidad de Cambridge.

“Necesitamos urgentemente encontrar formas de abordar el creciente número de niños que viven con obesidad, de lo contrario, corremos el riesgo de que nuestros hijos crezcan y enfrenten importantes problemas de salud”, reza el informe.

La obesidad se ha convertido en un problema de salud pública mundial. En Inglaterra, uno de cada diez niños de cuatro a cinco años vive con obesidad.

Los niños obesos tienen más probabilidades de sufrir problemas de salud graves, como presión arterial alta, diabetes tipo II y depresión en la niñez y en la vejez.