Propietarios buscan firmar contratos de alquiler más cortos (menores a dos años) para asegurar la disponibilidad futura de sus inmuebles y aprovechar oportunidades de venta en un mercado con menos regulaciones.

La derogación de la Ley de Alquileres mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) permite plazos contractuales más flexibles, adaptándose a las necesidades de los propietarios.

Los créditos hipotecarios UVA reintroducidos por más de 18 bancos están impulsando una tendencia hacia contratos de alquiler más cortos, para que los propietarios puedan vender y reinvertir el dinero.

La baja rentabilidad de los alquileres y la alta demanda de viviendas llevan a los propietarios a optar por contratos más cortos para mantener flexibilidad y no comprometerse a largo plazo.

En contratos de 24 meses se incorporan cláusulas que permiten la resolución anticipada del contrato por parte del propietario en caso de venta del inmueble.

El contexto inflacionario y las expectativas de un mercado más dinámico también impulsan a los propietarios a optar por contratos cortos con posibles ajustes inflacionarios.