Las nuevas generaciones se sienten víctimas del cambio climático, lo que evidencia en ellos una crisis de salud mental.
Un informe de UNICEF calculó que 1.000 millones de niños correrán un “riesgo extremadamente alto” como consecuencia del cambio climático.
Los niños y adultos jóvenes son especialmente vulnerables a los efectos del estrés crónico, y la ansiedad climática puede aumentar su riesgo de desarrollar depresión, ansiedad y trastornos por consumo de sustancias.
Es que, según advierten los expertos, los fenómenos climáticos extremos pueden tener efectos similares en la salud mental a los de la pandemia de COVID.
Los efectos de la crisis ambiental, como incendios devastadores, olas de colar, sequía y mala calidad del aire, están alimentando esta “ansiedad climática” entre los jóvenes.
Un informe de las autoridades sanitarias del estado de Oregon, EEUU, destaca los sentimientos de angustia, ira y frustración de los jóvenes ante la inacción de los adultos y gobiernos.
Según una encuesta de la Asociación Estadounidense de Psicología, más de dos tercios de los norteamericanos experimentan algún tipo de ansiedad climática.
Según un estudio publicado por The Lancet, el 84% de los niños y jóvenes de 16 a 25 años están moderadamente preocupados por el cambio climático, y el 59% están muy o extremadamente preocupados.