La deflación o inflación negativa, en economía, es un descenso generalizado y prolongado de los precios de bienes y servicios.

Mayo arrancó con una desaceleración en los precios de los alimentos y se vienen fuertes descuentos en casi todos los sectores. Sin embargo, para que se convierta en deflación esta tendencia deberá mantenerse, como mínimo, dos semestres, según el FMI.

La desaceleración inflacionaria fue palpable en abril, que terminaría con un índice de un dígito. Aunque queda un pequeño margen de duda por la forma en que el Indec medirá la suba de las tarifas de gas.

Los analistas explican que hay probabilidades de que en mayo se genere un verdadero derrumbe de precios y la inflación podría ubicarse en un rango de 5% o 6%, impensado hace solo un par de meses atrás.

El Gobierno decidió colaborar para que este mes la inflación se desplome. El ministro de Economía, Luis Caputo decidió postergar el aumento del Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC) para evitar un impacto mayor en las naftas.

Tampoco aplicó la suba en tarifas de luz y de gas de sectores medios, que se había anunciado en mayo. Y obligó a las prepagas a dar marcha atrás con aumentos, lo que en principio también jugaría a favor del índice de este mes.

La evolución del rubro alimentos y bebidas viene mostrando un comportamiento estable desde mediados de abril y mayo arrancó igual, incluso con leve tendencia a caídas de precios. Esto se da sobre todo en productos frescos como frutas, verduras e incluso carne.

En la que medida que los precios se mantengan estables, los ingresos lentamente deberían ir recuperando terreno, promoviendo una mejora del consumo.

La caída de salarios, sin embargo, fue tan abrupta entre diciembre y enero (entre los dos meses se acumuló una inflación del 51%), que el proceso llevará tiempo.