Procrastinación es el hábito de aplazar una obligación o un trabajo. Está asociada a la pérdida de tiempo y a una escasa productividad. Sin embargo, nuevos análisis cambiaron el foco de atención.

Un estudio publicado en la revista Nature planteó que construir “una visión optimista del futuro” podría ser útil para no posponer tareas importantes.

Dos especialistas aclararon que este síndrome muestra una incomodidad emocional y no pereza. ¿Qué significa para cada uno y cómo evitarla?

El desafío es detectar el tipo de incomodidad que se está experimentando, hallar la forma de abordarlo y, al hacerlo, eliminar el deseo de seguir postergando la tarea.

Un dato relevante del estudio, aportado desde la psicología, apunta al perfeccionismo y al miedo como las razones detrás de la postergación de tareas.

Liz Fosslien y Mollie West Duffy, autoras del libro “Grandes sentimientos: cómo estar bien cuando las cosas no están bien”, señalan que a la procrastinación no se la debe vivir con culpa.

Para Fosslien y Duffy, lo principal es hacer una pausa y reflexionar: “¿Por qué estoy tan ansioso por dar el siguiente paso? ¿Qué es lo que realmente se interpone en el camino?”

La procrastinación se supera abordando la incomodidad emocional que está en el centro del asunto y que causa esa dilación, explican los expertos. Si se puede identificar y modificar será más sencillo encarrillarse en las tareas.