El acuerdo marco entre Argentina y China sobre la base instalada en Bajada del Agrio, ha estado rodeado de polémica desde los primeros contactos entre la Agencia China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC, por sus siglas en ingles) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).

Un aspecto que preocupa es el gerenciamiento operativo de CLTC (seguimiento terrestre, comando y recepción de datos, incluida la antena para la investigación del espacio exterior), por ser una entidad militar del Departamento General de Armamentos del Ejército Popular de Liberación (GAD) con responsabilidad en el empleo de medios tecnológicos para la guerra espacial, cibernética y electrónica.

Otra cuestión crítica son eventuales implicancias internacionales, ya que la información que monitorea la estación satelital y de telemetría podría generar incidencias geoestratégicas que exceden a la investigación científica con fines pacíficos.

CLTC es el área del ejército chino que utiliza capacidades anti satélites para vigilar la red de sensores orbitales de las fuerzas armadas de EEUU, de países de la OTAN y de AUKUS en el Pacífico, incluyendo programas antibalísticos de enorme significación militar.

CLTC es también responsable de las alertas y notificaciones sobre todas las actividades espaciales en curso y posee un sistema de seguimiento del enjambre satelital global, que pueden traducirse en capacidades militares concretas contra terceros países.

Es por eso que merece atención el monitoreo de los componentes técnicos de la antena de recepción (TTyC) y los instrumentos operativos y electrónicos de Bajada del Agrio que pueden tener en la práctica un uso dual, civil y militar. También tienen la capacidad potencial de cobertura y visibilidad casi completa de la Tierra.

Esta base también cuenta con una amplia red de rastreo, escaneo y detección de satélites, sistemas de defensa antimisiles, control de lanzamientos a escala global de misiles, drones y otras actividades militares semejantes.

Esta semana el Gobierno envío científicos de la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales) a realizar un recorrido por las instalaciones chinas y visitaron también la base europea en Malargüe. En ambos casos mantuvieron hermetismo sobre los resultados obtenidos.