“No solo el contexto económico influyó en esta caída, sino también la sobreoferta en el sector (hasta inicios de año había casi 20.000 departamentos en la ciudad de Buenos Aires), que atrajo a muchos propietarios espantados por la Ley de Alquileres y atraídos por las altas rentabilidades”, precisó Ignacio Mel, director de Mel Propiedades.
Los contratos de alquiler de corto plazo requieren documentos específicos, dependiendo de si el inquilino es extranjero o local y no exigen garantía. Además, los costos de mantenimiento son mayores en alquileres turísticos y menores en alquileres de corto plazo y tradicionales, lo que afecta la rentabilidad neta.