Según el informe del Mossad, el libanés Muhammad Nur Al-Din Nuer Al-Dinfue reclutado en la Triple Frontera y condujo la camioneta desde un estacionamiento hasta la puerta de la Embajada.
Al momento del atentado, el 17 de marzo de 1992, tenía 24 años, la edad promedio de un miembro de bajo rango de la Yihad Islámica, una unidad del brazo armado del Hezbollah.
La imagen del suicida fue publicada en noviembre de 1992 en el periódico libanés AI-AHD,donde se afirmaba que había muerto en la guerra de Serbia.
Sin embargo,la agencia israelí asegura que“un familiar (de Muhammad) reconoció que fue el conductor del coche bomba que explotó en la embajada israelí en Argentina en 1992″.
Al-Din habría sido reclutado en Foz de Iguazú por Farouk El-Omeiri, hombre de estrechos lazos con Hezbollah.Luego, el joven fue trasladado a Buenos Aires por un miembro de la Yihad Islámica.
Entre el 14 y el 17 de marzo, José Salman El Reda, hermano de Samuel El Reda, con pedido de captura vigente por el atentado a la AMIA, habría ubicado al suicida en una “casa segura”.
Se dice que fue quien lo llevó a conocer el estacionamiento, en Cerrito (entre Juncal y Arenales), donde estaba escondido el coche bomba. Juntos habrían estudiado el recorrido hasta la sede diplomática.
Según el servicio de inteligencia de Israel,el 17 de marzo a las 14:42 el joven libanés retiró la camioneta y la condujo hasta la puerta de la Embajada. Tardó entre 4 y 5 minutos hasta llegar a Arroyo 916.
Para el Mossad,no hay dudas sobre la participación del conductor suicida y tambiénes contundente la participación de Irán.
De la información acumulada durante los años dedicados a investigar, surge quetanto el atentado de 1992 como el de AMIA en 1994fueron cometidos mediante la cooperación de Irán y Hezbollah.
“Irán fue quien decidió, autorizó y asistió; Hezbollah, mediante su ‘Aparato de Yihad Islámica’, fue el brazo operacional, convirtiendo la decisión en una acción”, dijeron.
La preparación de los explosivos se le adjudicó al ingeniero Malek Ubeid. Estuvo en Buenos Aires previo al atentado y abandonó el país luego del mismo.
La investigación judicial por el atentado nunca tuvo detenidos y en los últimos años acumula escasos avances. Pasaron 30 años y el pedido de justicia sigue latente.