Uno de los hombres más poderosos de Oriente Medio asumió oficialmente el poder que ya ejercía desde 2014 cuando su hermanastro, sufrió un derrame cerebral que lo apartó de la vida pública.

Mohamed bin Zayed al Nahyan, conocido como MBZ, se ha empeñado en los últimos años en convertir al país en una de las mayores potencias regionales, tanto a nivel militar como económico y político.

fue uno de los principales motivos que lo llevaron a intervenir para aplastar las protestas prodemocracia en el golfo Pérsico en 2011.

Su declarada lucha contra el islamismo y el extremismo religioso

MBZ nació el 11 de marzo de 1961 en Al Ain, en el emirato de Abu Dabi, antes de que su padre, Zayed bin Sultan al Nahyan,  unificara los siete emiratos que conforman EAU.

Su padre es la principal influencia de Bin Zayed, sobre todo respecto a la tolerancia entre religiones y la humildad, algo que también quiere transmitir a sus hijos, según expresó en entrevistas.

Después de estudiar en Marruecos, se graduó en la academia militar de Sandhurst (Reino Unido). Se convirtió en piloto de helicópteros y luego lideró la Fuerza Aérea emiratí.

En 2004 fue nombrado príncipe heredero tras la muerte de su padre y el ascenso de su hermanastro Khalifa quien, después de sufrir problemas de salud en 2014, dejó la toma de decisiones en sus manos.

MBZ se obsesionó con diversificar la economía del país y, sobre todo, en dotarlo con la mejor tecnología militar, que compra de forma masiva a los EEUU, su mayor socio global.

Emiratos cuenta con el ejército mejor entrenado y equipado de la región, solo por detrás de Israel, país con el que en 2020 estableció relaciones diplomáticas.

MBZ exhibe distancia de las corrientes más conservadoras del Islam.

En 2017 impuso un embargo a Qatar junto con otros tres países, tras acusar a Doha de financiar grupos extremistas, en relación a los Hermanos Musulmanes.

En contrapartida, abraza la “tolerancia” y ha tratado de vender la imagen de Emiratos como país plural y cosmopolita y con oportunidades para hombres y mujeres.

Sin embargo, la falta de libertad de expresión y la represión contra los disidentes, así como su inclinación por las guerras  lo apartan de los estándares internacionales.