La ciudad, en la que viven 21 millones de personas, y algunas zonas del norte de China están afectadas por la enorme tormenta de arena y polvo que alcanzó el nivel máximo de 500, considerado “contaminación grave”.

Las autoridades emitieron avisos meteorológicos y advirtieron a la población de que redujera sus actividades al aire libre, ya que la visibilidad descendió a menos de un kilómetro en algunas zonas de la ciudad.

En el norte y el noroeste de China, los fuertes vientos y el polvo tiñeron el cielo de un color mandarina, que se viralizó en las redes sociales como una imagen apocalíptica.

Según las autoridades, la contaminación se debía principalmente a las partículas en suspensión conocidas como PM10, que son pequeñas y pueden causar una serie de problemas respiratorios.

A raíz de esto, el servicio meteorológico chino emitió una alerta amarilla advirtiendo que los niños, ancianos y las personas con alergias respiratorias y otras afecciones deben “limitar sus salidas”.

Las tormentas de polvo son habituales en el norte de China en primavera, cuando los cambios en el viento levantan arenilla en esta región árida. Pero en este caso se extendió más de lo previsto.