La izquierda latinoamericana empieza a darle la espalda al dictador Nicolás Maduro, quien a pesar de las duras denuncias se aferra al poder en el Palacio de Miraflores.
A las fuertes críticas realizadas por Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y la Unión Europea sobre sus violaciones a los derechos humanos, se suman los principales líderes de la izquierda latinoamericana.
Gabriel Boric (Chile), Pedro Castillo (Perú) y Gustavo Petro (Colombia) se distanciaron en los últimos días de las políticas implementadas por el régimen chavista.
“Venezuela es una experiencia que más bien ha fracasado y la principal demostración son los seis millones de venezolanos en diáspora”, dijo Gabriel Boric, presidente de Chile.
Boric remarcó que “la defensa de los derechos humanos es un principio irreductible, independiente del gobierno de turno”. Y sostuvo: “No podemos tener un doble estándar”.
Pedro Castillo, presidente de Perú, se distanció de los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua. “No soy parte de eso y no me gustaría que Perú se convirtiera en uno de esos modelos”, sentenció.
Gustavo Petro, líder de la Colombia Humana y aspirante a la presidencia, afirmó que Maduro “es una persona que está dentro de las dirigencias de la política de la muerte”.
Petro: “Maduro no es un líder de izquierda, es un integrante muy conservador de las facciones más regresivas de la política mundial que trata de defender que el mundo permanezca en una economía fósil”.
Aunque desde la oposición colombiana y venezolana vienen advirtiendo que una eventual llegada de Petro al poder podría llevar a una alianza con la dictadura chavista.